jueves, 11 de enero de 2018

11.01.18 ¿CASUALIDAD O DESTINO?...

Hoy después de varios días volví a verte, ésta vez de sin planearlo, sin saber lo que iba a pasar más tarde cuando desperté ésta  mañana, sin aun comprender que el destino, el universo, Dios o la vida me llevan un sinfín de veces hacía ti.

Caminaba hacia casa de Agustín y Luz, con el corazón latente presintiendo algo muy en el fondo (porque como siempre había soñado contigo, y sabía que seguramente hoy tendría noticias de ti), sin saber realmente que pasaría y entonces sucedió, te vi llegar al tiempo que yo hacía lo mismo y te juro que mi corazón se paró en seco, quise correr no sé si hacía ti o definitivamente en sentido contrario; sin embargo me acerque, lo más segura de mi misma que pude estar en ese momento (tomando en cuenta que las rodillas me temblaban sin parar), y te salude como si fueras una persona más… Luego bendito Agustín, nos dejó 5 minutos solos, vi tu cara, vi tu enojo y sabía perfectamente el por qué, pero al igual que yo, sabes que no estás en el papel de pedirme explicaciones… cómo pudiste lo más normal posible, me dijiste que estabas molesto porque yo ya tenía NOVIO!!... y entonces no supe si reír o cachetearte, ya sabes que siempre provocas multisemtimientos en mí!... Y como yo tenía que actuar conforme mi dignidad me dice, hice todo lo contrario, y te dije la verdad, que NO ERA MI NOVIO, que ahorita no puedo andar con nadie y poco me falto para decirte que ya hasta me conseguí mi silla para esperarte sentada…

…Tu actitud cambio, me abrazaste y me preguntaste que si él era Daniel, a lo cual respondí que si, entonces pude notar miedo en tu voz cuando me preguntaste que si sentí algo al verlo y si quería tener algo con él, no supe que contestarte, porque en mi mente solo pensaba que eras un idiota por pensar en que puedo querer alguien más, cuando en ese preciso instante estaba muriendo por ti.

Y me abrazaste, me abrazaste tan fuerte que me dio miedo desbordar en ese momento todo el amor que siento por ti, quise separarme y me abrazaste más fuerte, y tus labios tocaron mi mejilla, mi frente, mi hombro y vi tus intenciones de besarme en la boca, pero tú falta de valor y mi miedo latente, no dejaron que ese momento fuera completamente perfecto.

Si pudiera explicarte con palabras lo que sentí en esos instantes te diría que fue amor descomunal al verte, tristeza inmensa al darme cuenta de que sigues sin ser feliz, enojo hacía ti por hacernos esto, frustración porque aun sabiendo que serías más feliz acá has preferido seguir allá, felicidad de verte y comprobar que no son ideas mías y realmente sigues sintiendo algo por mí,  ese miedo irracional que siento cada vez que te vas porque siempre pienso que ésa será la última vez que nos vimos y el dolor fétido en el alma cada que nos despedimos sabiendo que te vas con ella…

Señor Eme, no sé qué pasa por tu cabeza en estos momentos, pero estoy segura que hoy al verme sentiste lo mismo que yo, no son ideas mías, en tus ojos veo amor, pero eres demasiado cobarde para dejar que la balanza caiga de este lado… Señor Eme, quisiera decirte que aquí estoy, aquí sigo y seguiré esperando a que decidas regresar… 

No hay comentarios:

Publicar un comentario